sábado, 27 de noviembre de 2010

Ciencia y Vida

Hace ya algún tiempo tuve la ocasión de asistir a una disertación de nuestro humanista y académico, José Luis Sampedro, sobre la Ciencia y la Vida. Con motivo del aniversario del Parque de las Ciencias de Andalucía, esa joven institución que desde nuestra Granada aspira a convertirse en faro y guía de la divulgación científica en nuestra sociedad ávida de información, pero no tanto de conocimiento. Debo decir que disfruté del rato de filosofía, en el que se analizó ese callejón sin salida al que ha llegado nuestra civilización, en lo social y político, en lo económico y, sobre todo, en lo ecológico.

Todos somos conscientes de lo que la Ciencia nos ha dado, en especial durante los últimos doscientos años de trabajo en sinergia con la Tecnología para resolver problemas, y de camino hacer realidad mucho de nuestros sueños materiales. Esta es la razón por la que adoramos y reverenciamos a los científicos que la hacen posible, verdadero nuevo poder fáctico en nuestras sociedades occidentales.  

Por eso me parece atrevida y audaz la tesis de Sampedro que sostiene que la Ciencia actual, lejos de los que pudiera parecer a primera vista, se ha convertido en el más claro enemigo de la vida, pues con su grado de excelencia y eficacia es una clara amenaza para la supervivencia del planeta. Según esta tesis, estamos rozando la barbarie, la inhumanidad, en muchos de nuestros comportamientos diarios, y lo que es peor con la colaboración activa o pasiva de la política entendida como demagogia que se sustenta en el dominio de los medios de comunicación, de una crisis sin precedentes de nuestros sistemas de valores, de un pensamiento económico anclado en los paradigmas del siglo dieciocho (el mercado como medida de todas las cosas), y de unas religiones incapaces de hablarle al hombre de hoy en un lenguaje que sea capaz de entender.

Sin lugar a duda, nuestra civilización actual no será en el futuro si no logra dar respuesta eficaz, y en tiempo récord, a este problema. Cierto es que debemos apoyarnos en las organizaciones supranacionales en la búsqueda de un liderazgo mundial coherente, pero no es menos cierto, que todos somos corresponsables de lo que estamos haciendo con la vida en nuestro planeta, y que estamos obligados a liquidar, y rápido, nuestros hábitos de consumo superfluo (que es mucho), y al mismo tiempo exigir a nuestras autoridades el desarrollo de políticas concretas para remediar este desaguisado. ¡Logremos que la Ciencia vuelva al servicio de la Vida!

Por Manuel Durán


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