sábado, 27 de noviembre de 2010

El Pensador

Foto: Granada, 06-02-2008. 08:30. Fuente de las Batallas.
Exposición temporal al aire libre. Rodin: “El Pensador”.

Evoca. Una imagen evoca, evoca más que los olores, más que los sabores, más que las texturas, o más que los sonidos. Evoca sensaciones, evoca recuerdos, evoca pensamientos. Ese es el potente encantamiento que obra en nosotros, hasta tal punto que la sociedad de hoy es seducida de manera incondicional por ella. Todo es imagen.

También inspira al entendimiento. Aristóteles da comienzo a su Metafísica con un “Todos los hombres tienen el natural deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos son una prueba de esta verdad”. Pero para el filósofo, como para mí, el conocimiento de lo que podemos ver es superior a cualquier otro. Confieso que yo también fui seducido, de manos de la fotografía, arte que practico por placer siempre que llega la ocasión o la inspiración me alcanza.

Hace mucho tiempo que acaricio la idea de un “espacio para pensar en alto”, un espacio que se ayude de la imagen. Unas veces será la imagen la que llame al pensamiento, otras, al revés, será éste el que vaya en busca de la imagen que lo complete.

Pues creo, que si algo perverso obran las adicciones en nosotros es el aniquilamiento de nuestro pensamiento, de la capacidad de dirigir nuestras vidas. Pensar y amar, completan la esencia humana y nos hace felices. Desde siempre, todos los enemigos del hombre han tratado de destruirlo dominando su pensamiento y banalizando el amor. Todos los que lograron pensar y amar por sí mismos alcanzaron la libertad, aún en la adversidad. Ese es nuestro gran reto, también hoy.

Y debemos saber que en esto del pensar no estamos solos. Los animales son más listos de lo que pensamos o al menos eso es lo que sugieren los últimos estudios sobre comportamiento animal: muchas de las especies que nos acompañan en la aventura de la vida tienen “mente propia” en distinto grado de evolución. Atrás queda esa concepción del animal como máquina, que tanto daño nos ha hecho y que tantos motivos nos ha dado para devastar el planeta. Bonobos que aprenden lenguajes de símbolos y nos expresan así sus ideas, orangutanes que juegan a acunar ramilletes de hojas como si fuesen muñecos, elefantes que se reconocen al mirarse en el espejo, loros que no sólo dialogan con sus cuidadores, sino que también distinguen colores, formas y tamaños, ovejas que reconocen caras humanas y las recuerdan durante mucho tiempo, perros que comprenden el lenguaje humano, o pulpos que se divierten disparando agua a botellas de plástico. Todo un descubrimiento que nos devuelve el hermanamiento, también en este aspecto, con la madre naturaleza, tan necesitada hoy de nuestra compasión.


Por Manuel Durán

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