domingo, 30 de enero de 2011

Manifiesto por la Paz

Con motivo del Día Escolar de la Paz y la No Violencia, 30 de enero.

En la vida hay cosas de las que es difícil hablar, porque de tanto hablar de ellas hemos terminado por no saber lo que significan.   
Hoy nos reunimos aquí para hablar de paz, aunque ya no sabemos muy bien lo que la paz es.
Desde pequeños hemos aprendido que el mundo no vive en paz, podemos verlo todos los días en el telediario. Luchas, revoluciones, guerra y devastación.

También, algunas veces en nuestras familias, en nuestro grupo de amigos, en nuestro instituto. Pero todos la necesitamos, por eso hablamos de ella.

“Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz”, dijo una vez Albert Einstein, descubridor de los principios de la bomba atómica.

Vayamos al diccionario de la Real Academia, a ver si encontramos algo de luz. Paz: “Situación y relación mutua de quienes no están en guerra”. La paz parece, pues, ser antagónica a la guerra.

Pero también leo en otro lugar “que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad (Juan Pablo II)”.  ¡Vaya, pues! La paz es algo más que ausencia de guerra.

“Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz (Confucio)”. ¡Mira!, nos vamos orientando. Lo primero es conocernos a nosotros mismos. Pero además de mi “yo”, ¿el “otro”?,  ¿digo yo que tendrá algo que ver en esto de la paz?

“Si quieres la paz, no hables con tus amigos. Hablas con tus enemigos (Moshe Dayan)”.  Esto también me gusta, si quieres la paz, busca el diálogo.

Pero además de dialogar, algo más habrá que hacer ¿no?

Escuchad:   “La paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, amor y libertad (Juan Pablo II)”. Pues nada, a trabajar para que estas condiciones se den entre nosotros, en nuestro pueblo, en nuestra región. En España y en el mundo.

Y termino con un deseo: “paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.” (Lucas 2, 14).


Por Belén María y Manuel Durán

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